Quería aprovechar que la temática del vídeo de “Cosas que hacemos en CIMA” de septiembre tiene que ver con la identificación de especies y su seguimiento (si se trata de especies exóticas), para escribir también en el blog sobre este tema.

 

Es sabido que islas y archipiélagos son especialmente sensibles a la introducción de especies foráneas, ya que cuentan con unos ecosistemas muy concretos y con especies que han ido evolucionando juntas a lo largo del tiempo y aisladas de otros seres vivos continentales. A menudo no existen depredadores naturales de la nueva especie y las especies introducidas se pueden propagar fácilmente ocupando los nichos ecológicos disponibles o desplazando a las especies autóctonas. Otro problema asociado es que las especies autóctonas no cuenten con ningún tipo de protección frente al invasor y corran el peligro de disminuir radicalmente su presencia e, incluso, extinguirse.

 

¿Y cómo distinguimos una especie exótica o alóctona de una invasora? Con observación, vigilándola en el tiempo y viendo si es un peligro para otras especies autóctonas o no.

 

Desde CIMA solemos hablar bastante del peligro de introducción de estas especies, también en los ecosistemas costeros y marinos, porque suelen pasar más desapercibidas y pueden llegar de manera natural o adheridas a los cascos de buques y plataformas marinas o en sus aguas de lastre o incluso en sustratos artificiales tipo maderas, plásticos… que lleguen a Canarias a través de las corrientes.

 

Llevamos unos años en los que notamos que las aguas que bañan las Islas Canarias se van calentando. Esto hace que especies marinas que antes no conseguían establecerse aquí, por la temperatura entre otras cosas, ahora tengan más facilidad para hacerlo, pues cada vez es más frecuente la presencia de inviernos cálidos, que posiblemente estén permitiendo que estos organismos de origen tropical puedan establecerse en nuestras islas.

 

Probablemente sea el caso del llamado Coral de Fuego (Millepora alcicornis). Estos corales, son hidrozoos calcáreos, se denominan falsos corales duros, o hidrocorales, ya que pertenece a la clase Hydrozoa, y , por tanto, el animal tiene fase pólipo y fase medusa, característica que no poseen el resto de corales enmarcados en la clase Anthozoa. Tienen una distribución circuntropical y viven en aguas costeras, desde los charcos intermareales hasta unos 40m de profundidad, forman parte de los arrecifes de coral y sus colonias pueden ser importantes localmente como elementos estructurantes de las comunidades bentónicas de fondos duros.

Distribución Milleporidae. Imagen de Rubaisport.

Estos hidrocorales nunca se habían registrado en Canarias, ni siquiera en estado fósil. En septiembre de 2008, se localizaron tres colonias en el sureste de Tenerife y se procedió a estudiarlas e iniciar un monitoreo anual de las mismas, a fin de conocer el proceso de desarrollo y colonización. El límite septentrional conocido de esta especie se encuentra en las islas de Cabo Verde. Si se tiene en cuenta la biología reproductiva de los hidrocorales y el breve periodo de vida que se atribuye a la fase medusa de estos organismos, la aparición de colonias de Millepora en Canarias, once grados de latitud al norte de su localización más septentrional conocida en el Atlántico oriental y lejos de las zonas portuarias de Tenerife, cabría pensar que las hidromedusas llegaron de Cabo Verde en las masas de agua, sin embargo estudios genéticos realizados revelan que la procedencia no es Cabo Verde, sino el Caribe. Esto, unido al moderado desarrollo de las colonias encontradas, su rápida velocidad de crecimiento y la localización restringida a un espacio muy limitado permitieron interpretar que se trataba de un proceso de colonización reciente, que pudo estar relacionado con el evento climático extremo ocurrido en el verano de 2004, favorecido por el aumento de la temperatura del mar canario en los últimos tiempos.

Imágenes de temperaturas superficiales del mar (SST) en el entorno próximo de Canarias generadas por los satélites AVHRR/NOAA y correspondientes a un mismo periodo de agosto de 2003 y 2004. Se observa una notable variación interanual, relacionada con la intensidad del afloramiento sahariano y el desarrollo de los filamentos asociados, y también el importante evento de calentamiento de 2004.

En julio-agosto de 2004 se registró el episodio de calentamiento más intenso conocido hasta el momento en la región del afloramiento del Noroeste de África, afectando al entorno de Canarias en conjunción con una importante llegada a las islas de polvo sahariano (calima), que originó un rara explosión de picoplancton, nunca descrita con anterioridad en el área, debida a una cianobacteria diazotrófica (fijadora de nitrógeno atmosférico), Trichodesmium erythraeum (seguro que te suena por otro proceso parecido que sufrimos en el verano de 2017). Otra posibilidad, aunque parece mucho menos factible, es la llegada de las diásporas en el agua de lastre de grandes barcos o bien producidas por hidrocorales desarrollados en el fouling de navíos (acumulación de material no deseado en cascos y hélices), si bien, como se señaló anteriormente, la localidad donde se encuentran no está próxima a los puertos principales de la isla de Tenerife.

¿Entonces, este hidrocoral es una especie invasora o simplemente exótica? Pues es difícil de asegurar todavía. La zona en la que se asentó es un blanquizal provocado por el Erizo Diadema (Diadema africanum). Estos erizos, casi libres de sus depredadores naturales por la sobreexplotación pesquera, han proliferado en número y se alimentan vorazmente, provocando esos característicos fondos rocosos blancos libres de algas, los blanquizales. Las algas compiten por el espacio con los corales en sus hábitats naturales y son capaces de desplazarlos. Por este motivo, en su ausencia, estos Corales de Fuego están creciendo rápidamente y sin competencia en este hábitat alterado. Llevamos diez años participando en el seguimiento que está realizando el grupo de investigación BIOECOMAC de la Universidad de La Laguna en estas colonias de hidrocorales y se sabe que siguen expandiéndose, pero aún es difícil asegurar si son un peligro para el resto del ecosistema, por lo que (todavía) no se podrían catalogar como invasoras.

Si tienes curiosidad, aquí tienes el artículo escrito en su momento al respecto por Alberto Brito, Adriana Rodríguez, Oscar Monterroso, Antonio J. Gonzalez, Sabrina Clemente, José Carlos Hernández & Francisco J. Viera. Estamos a la espera de nuevas publicaciones que nos den más datos sobre su crecimiento para poder contarte más.


Referencias:

– Alberto Brito, Adriana Rodríguez, Óscar Monterroso Antonio J. González Sabrina Clemente, José Carlos Hernández & Francisco J. Viera (2010). Sobre la presencia de hidrocorales del Género Millepora (Hydrozoa: Milleporidae) en el Atlántico Oriental Subtropical (Islas Canarias) y su relación con eventos climáticos. Rev. Acad. Canar. Cienc, XXI (Nums. 3-4), 35-44 (2009) (publicado en septiembre de 2010)

 

– López, Cataixa & Clemente, Silvia & Almeida, C & Hernández, José & Brito, A & Hernandez, M. (2015). A genetic approach to the origin of Millepora sp. in the eastern Atlantic (vol 34, pg 631, 2015). Coral Reefs. 34. 995-995. 10.1007/s00338-015-1306-y.


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