Llevamos cuatro artículos hablando sobre el proyecto “Nasa sostenible” dando por hecho que estás al tanto de todo lo que escribimos, que conoces las nasas y las leyes que las regulan, etc. porque nos consta que muchas de las personas interesadas en estos artículos son los propios pescadores, tanto profesionales, como recreativos. Pero este artículo queremos enfocarlo más a ti, que no estás en contacto directo con la mar ni con la pesca.
La “Guía del administrador pesquero (2005)”, editada por el Departamento de pesca de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), fue elaborada para complementar el “Código de Conducta y las Orientaciones Técnicas Nº 4” (FAO, 1999), para ofrecer al administrador pesquero información adicional y más detallada que le ayudase a determinar el alcance de sus tareas y cómo ejecutar sus funciones de ordenación pesquera. En dicha guía, existe un capítulo específico sobre el “Uso de medidas técnicas en la pesca responsable: regulación de artes de pesca por Asmund BJORDAL” en el que se describen las nasas y su uso (está clasificada dentro de los “Artes de pesca pasivos – Trampas”).
Copiamos textualmente de la guía, que es de aplicación internacional:
<< /…/La Clasificación Internacional Estadística Estandarizada de Artes de Pesca considera que las nasas son un tipo de trampa (Nédélec y Prado, 1990), pero se describen por separado aquí debido a las diferencias en el principio de captura y la construcción entre las nasas y otros tipos de trampas. El principio general de captura de las nasas y de las trampas es atraer o llevar a la especie objeto de la pesca a ingresar a una caja o compartimiento del cual le es imposible escapar.
Principio de captura: Al igual que con el palangre, la pesca con nasas normalmente se basa en atraer organismos objeto de la pesca con carnada (estimulo químico). Al ser atraído hacia la nasa, el organismo objeto de la pesca debe entrar a la nasa para tener acceso a la carnada. Esto lo puede lograr a través de una o varias entradas (embudos) a la nasa.
Construcción: Las formas típicas de una nasa son cajas, conos, cilindros, esferas o botellas. El tamaño podría variar desde nasas pequeñas para cangrejos de río (cónicas: 0,3 m de diámetro y 0,2 m de altura) hasta nasas grandes para centollas (en forma de caja: 2x2x1 m).
Las aberturas de la nasa usualmente tienen forma de embudos o cuñas, para que el organismo ingrese a la nasa fácilmente pero tenga una baja probabilidad de escape. Las nasas pueden construirse de varios materiales como madera, hojas de palma, marcos de metal cubiertos con redes, malla metálica o materiales plásticos.
Operación: Las nasas normalmente se calan en el fondo, sea individualmente con una boya con línea hasta la superficie o en grupos de varias nasas conectadas a una línea principal a ciertos intervalos. La nasa por lo general se deja «remojando» toda la noche, pero algunas pesquerías podrían usar tiempos más largos. El ciclo de operación es similar al de la pesca con palangre, donde se coloca la carnada, se larga la nasa, se pesca y se cobra. La carnada queda suspendida libremente dentro de la nasa o se coloca en recipientes perforados especiales para evitar que sea consumido por carroñeros. Al igual que para la pesca con palangre, diversas especies pelágicas como sardina, arenque y caballa son las más comúnmente usadas como carnadas en las nasas, pero se puede usar casi cualquier tipo de peces y mejillones, etc.
Especies objeto de la pesca: Las nasas se usan más que todo para capturar diferentes crustáceos como cangrejos, langostas y camarones. Las nasas también se pueden usar para capturar diversas especies de peces de escama como bacalao negro, brosmio y bacalao en aguas templadas y peces de arrecife como meros en aguas tropicales. Otras especies capturadas con nasas son busicones y pulpos.>>
Como este texto de la FAO es muy genérico y de aplicación internacional, hemos de hacer algunas aclaraciones para el caso de Canarias:
– En estos artículos hablamos de la nasa para peces, no de la de camarones, ni de marisco, ni mucho menos de langosta, cuya captura está prohibida.
– No todas las nasas usan carnada, de hecho está prohibido en las grandes.
– Como habrás comprobado en la fotografía que encabeza el artículo, las nasas para peces aquí tienen forma cilíndrica (o rectangular, depende del modelo).
En esta misma guía encontramos un capítulo sobre las “Propiedades de selectividad y efectos sobre el ecosistema de los diferentes métodos de pesca”:
<<(e) Nasas: Al igual que con los palangres, la selectividad de especies de las nasas puede regularse con la carnada que se usa. Los pescadores de langosta a menudo usan peces en descomposición como carnada para evitar capturar cangrejos en sus nasas de langosta. Al igual que con el palangre, la atracción de peces y crustáceos a las nasas con carnada tiende a atraer a animales más grandes en el área de pesca. La selectividad de talla de las nasas se puede mejorar con el uso de espacios de escape, cuyo tamaño permite salir a los animales más pequeños. La mortalidad incidental no se considera un problema de la pesca con nasas y este arte tiene un efecto negativo mínimo sobre los hábitats de fondo. Sin embargo, existe cierto riesgo de pesca fantasma, ya que las nasas perdidas pueden continuar capturando por mucho tiempo después de su pérdida. Este riesgo se puede aminorar si se construyen algunas partes de la nasa de material biodegradable. Además, se considera que la pesca con nasas tiene una alta eficacia energética y una calidad de captura entre buena y superior, ya que la captura por lo general se mantiene viva y en buena condición.>>
Dicha guía también cuenta con otro capítulo: “Consideraciones de la ordenación: Selectividad y otros efectos de la pesca sobre el ecosistema”, en el que podemos encontrar el siguiente cuadro:
<<Estimación generalizada de los efectos de la pesca sobre el ecosistema de los diferentes métodos de pesca – en una escala del 1 (no favorable) al 10 (favorable) con respecto a los diferentes factores relacionados con el ecosistema.>>
Según esta guía de la FAO, las nasas son el cuarto arte de pesca más favorable (empatado con la línea de mano) para los ecosistemas, después de la lanza/arpón, la red de cerco y las trampas (en general).
[[Editado] En realidad, según esta guía de la FAO, las nasas son el tercer arte de pesca más favorable para los ecosistemas. Gracias a los comentarios en nuestra página de Facebook, nos dimos cuenta de que en este artículo, cuando la FAO habla sobre las nasas, se refiere a las nasas cangrejeras. Las nasas de pescado (que es de las que hablamos nosotros) las tienen incluidas dentro de los artes de trampa.]
Ahora bien, es cuestión de cada país tener una serie de leyes que regulen el uso de estos artes, los materiales de fabricación, etc. y, por supuesto, los pescadores profesionales han de respetarlas para que realmente cumplan su cometido dañando lo menos posible los ecosistemas.
En nuestro caso, en el artículo anterior hablábamos de esta normativa (Orden AAA/2536/2015, de 30 de noviembre), de lo que dice sobre las nasas y de las reclamaciones que hacen los naseros profesionales de Canarias al respecto.
Si todavía no has leído los artículos anteriores, te recordamos que, a través de este estudio, la Consejería de Sector Primario y Soberanía Alimentaria del Cabildo de Gran Canaria, pretende arrojar algo más de luz a la utilización de las nasas y las repercusiones de su mal uso en el medio.
Si te interesa el tema en general, la pesca con nasas, etc. podrás enterarte de cómo avanza el proyecto en este mismo blog y a través de nuestra página de Facebook.