Antes de continuar con los artículos sobre las nasas de pescado. Como comentamos en el anterior, vamos a seguir mostrando otros artes de pesca utilizados en Canarias.

Como sabes, pensamos que es importante conocer otros artes de pesca y, en el artículo de hoy, te queremos contar sobre el tambor para morenas.

 

Según la Academia Canaria de la Lengua:

Tambor.

1. m. Arte de pesca para capturar morenas, constituido por un cilindro mediano hecho de tela metálica, hojalata agujereada o mimbre, que tiene en uno de sus lados una trampa cónica formada por unas varillas flexibles, que permite la entrada del pescado pero no la salida. El tambor se deja en el agua para que entren las morenas, y se eleva dos o tres días después.

Tambor metálico. academiacanarialengua.org

Con las nasas, el tambor para morenas es uno de los artes de trampa autorizados en el caladero canario. Se trata de un arte de pesca pasivo que se fija al fondo marino y que atrae a las morenas con carnada. La morena accede al tambor a través de una o dos entradas (mataderos o bocas), las cuales impiden o dificultan la salida.

Aunque los tradicionales solían ser de mimbre, actualmente se usa un cilindro plástico (PVC) o metálico (latón; cada vez menos usado) con una o dos entradas troncocónicas en sus bases, formadas por varillas flexibles. En el lateral tienen una puerta para acceder a los ejemplares capturados. Las dimensiones máximas autorizadas son de 60 cm de diámetro por 100 cm de altura o longitud, si bien rara vez se usan tambores tan grandes y lo normal es que las dimensiones estén en torno a la mitad de las autorizadas.

D. Isidoro Torres hace tambores para morenas con junco, verga galvanizada, cobre e hilo de seda. pellagofio.com / foto Yuri Millares.

Al igual que la nasa y el cazonal, el uso, así como las zonas donde se puede utilizar el tambor para morenas, viene regulado en aguas exteriores por la Orden AAA/2536/2015 y, en aguas interiores, por el Decreto 182/2004.

Se prohíbe su uso en fondos inferiores a 5 metros de profundidad, con un máximo de 25 tambores por embarcación (menos en la isla de El Hierro, donde el número máximo es de 10) y deben estar identificados, de igual forma que las nasas.

Aunque cabe la posibilidad de fondearlos en grupos, lo normal es hacerlo de uno en uno. En fondos someros, es habitual ayudarse de un mirafondo para asegurar un correcto calado del tambor, disponiéndolos horizontalmente e intentando dirigir al menos una de sus bocas hacia las grietas u oquedades que quedan entre las rocas. Los tambores son cebados con restos de pescado y se lastran normalmente con piedras que se colocan en su interior. Un cabo plástico o “cala” los une a una pequeña boya en superficie a la que se une la identificación correspondiente. Las maniobras de calado y levado se hacen manualmente.

Los tambores se dedican exclusivamente a la pesca de morenas, normalmente a las llamadas de tierra (morena negra, Muraena augusti, murión, Gymnothorax unicolor, y morena picopato, Enchelycore anatina), pero también pueden dirigirse a las denominadas de altura (morena pintada, Muraena helena, morena papuda, Gymnothorax polygonius, y morena verde, Gymnothorax maderensis). Para estas últimas suelen emplearse los tambores de mayor tamaño (más pesados y con posibilidad de lastrarlos mejor).

Los tambores para morenas están considerados uno de los artes más selectivos en cuanto a especies, pues prácticamente sólo capturan morenas, aunque no ocurre lo mismo para las tallas.

D. José Carnicero liberando una morena que no alcanza la talla mínima.
Imagen: Documental “Pesqué, pesco, ¿pescaré?” / Cabildo de Tenerife – Geria Sostenbilidad

Recuerda que nos puedes seguir en Facebook, Twiter Instagram.


Algunas referencias:

– Academia Canaria de la Lengua.

– Orden AAA/2536/2015, de 30 de noviembre, por la que se regulan las artes y modalidades de pesca marítima y se establece un plan de gestión para los buques de los censos del Caladero Nacional Canario.

– Decreto 182/2004, de 21 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de la Ley de Pesca de Canarias.

– El torreón roto y un naufragio.