Dentro del proyecto “Nasa sostenible” estamos realizando una serie de experimentos para observar y medir la superviviencia de las capturas no comercializables generadas en la pesca con nasas y creemos que es un tema muy interesante para compartir contigo.
En este sentido, para no llevar a equívocos, estamos hablando de individuos que llegan al barco vivos, se mantienen en el agua hasta que se miden, etc. y que se devuelven al mar en el menor tiempo posible.
Hace algún tiempo que, en conversaciones al respecto de las capturas no comercializables, se escucha a gente que comenta que los peces que se sacan de las nasas y se devuelven al mar seguro que mueren por el estrés sufrido, los cambios de presión a los que se ven sometidos, etc. Pero no habíamos encontrado ningún estudio específico que afirmase o desmintiese tales opiniones.
Así que decidimos realizar un experimento propio para saber qué les ocurría a los peces que eran devueltos al mar.
¿Cómo?
Muy fácil, una vez medidos y pesados no los podíamos soltar de cualquier forma, ya que después no podríamos localizarlos para saber cómo estaban, si habían sobrevivido, o no, etc. Así que diseñamos unos “viveros de supervivencia”, donde introduciríamos estos individuos para poder acceder a ellos y estudiarlos un tiempo después de su devolución al mar.
Se fabricaron 24 viveros de supervivencia. Éstos se diseñaron con un tamaño que permitiera la fácil manipulación de los mismos a bordo de la embarcación auxiliar que se iba a utilizar en el experimento, pero que fueran lo suficientemente amplios como para introducir 4 o 5 peces de tamaño inferior a 25 cm. En caso de obtener ejemplares de mayor tamaño, se optaría por introducir en el vivero menor número de peces. Se seleccionó una malla con luz de 31,6 mm, igual a la usada en las nasas de los pescadores, pero con alambre de menor grosor para que ofreciera menor peso y resistencia durante la maniobra, ya que cada tren de viveros se iba a levar a mano.
Embarcados como en otras ocasiones, se han ido clasificando las capturas de cada nasa, caracterizando, midiendo y pesando cada individuo. La única diferencia era que, en vez de soltar los individuos no comercializables directamente al mar, se han ido introduciendo en dichos viveros. Una vez llenos los viveros, se han sumergido lentamente, para evitar cambios bruscos de presión, hasta la profundidad de la que habían venido y se han dejado allí una media de 24 horas (señalizados con boyas para poder volver a recuperarlos).
Los resultados que estamos obteniendo son sorprendentemente esperanzadores e interesantes, así que seguimos haciendo experiencias en este sentido para poder analizar datos suficientes que nos permitan llegar a conclusiones sólidas, que nos ayuden a mejorar nuestras prácticas en la pesca artesanal.
Dentro de poco, esperamos tenerlos listos para compartirlos con ustedes, así que atentos a este blog y a nuestras redes sociales.
Recuerda que, si te interesa el tema en general, la pesca con nasas, la oceanografía, etc. podrás enterarte de cómo avanza este y otros proyectos en este mismo blog y a través de nuestra página de Facebook o de Twitter. Únete a nuestro Instagram para ver más fotos de nuestros proyectos.
Algunas referencias: