Hace un año, con motivo del Día Mundial del Medioambiente 2018 escribimos un post sobre el tema en el que se centró entonces: “Sin Contaminación por plástico”. No era una preocupación nueva y, sin embargo, parece que durante ese año se reactivó (o aumentó) la preocupación general por el uso y descarte de los plásticos de un solo uso. Incluso, un año después, la plataforma Zero Waste España ha llamado al boicot a todos aquellos productos envasados en plástico desechable coincidiendo con esta semana, para llamar la atención sobre el problema y para que los gobiernos tomen medidas.
Es indudable que el ingente uso de plásticos de un solo uso y la consecuente generación de residuos (ya que pocos se reciclan) supone un problema global. Ya sabemos, porque no paramos de verlo en diferentes medios, la cantidad de plásticos que hay en mar y tierra, cómo la fauna marina sufre al respecto y que literalmente comemos plástico. Sin embargo, hace poco publicamos otro post a raíz de este artículo que, sin quitarle importancia al problema de los plásticos, evidencia que hay problemas globales más importantes y difíciles de contrarrestar, así como que si la sociedad se centra en el plástico (medianamente fácil de resolver a nivel personal con simples acciones), puede provocar una sensación de bienestar y de trabajo bien hecho que nos alejen de problemas más serios y de más complicada solución.
Uno de esos problemas es el calentamiento global y el consecuente cambio climático que estamos sufriendo (ya se recomienda usar el término “Crisis climática”, porque eso es: una crisis planetaria). Precisamente este año, el tema propuesto sobre el que concienciar en este Día Mundial del Medioambiente es la «Contaminación del aire».
Entender los diferentes tipos de contaminación, y cómo afectan a nuestra salud y al medio, nos puede ayudar a tomar medidas para mejorar el aire que respiramos. A menudo ni siquiera se puede ver, pero la contaminación atmosférica está en todas partes. Nueve de cada diez personas en todo el mundo están expuestas a niveles de contaminación que superan los niveles de seguridad señalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aunque, por regla general, ya sabemos de dónde viene la mayor parte de esta contaminación atmosférica, no viene nada mal repasarlo y, quizá, ampliar la información al respecto:
– Hogar: Como puedes leer en la web de Naciones Unidas, la principal fuente de contaminación en el ambiente de las casas es la quema en interiores de combustibles fósiles, madera y otros combustibles de biomasa para cocinar, calentar y encender fuegos. Alrededor de 3.8 millones de muertes prematuras son causadas por la contaminación del aire interior cada año, la gran mayoría en países en desarrollo.
Pero que no te lleve a engaño, esta causa no se da únicamente en casas con cocinas de carbón o leña. Si tienes chimenea, cocina y calentador de butano, gas ciudad, gas natural, etc. contribuyes directamente a esta contaminación. Y si todos los electrodomésticos que tienes son eléctricos, también. Por lo menos hasta que cambien las políticas energéticas y la mayoría de la electricidad que usamos provenga de fuentes renovables (y no contaminantes, tampoco vale la biomasa o el biogás) y no de centrales térmicas.
– Industria: Como comentábamos antes, en muchos países la producción de energía es una fuente importante de contaminación del aire. Las centrales eléctricas que queman carbón u otros carburantes orgánicos (fuel, gas, biomasa, biogás, etc.) son un emisor importante, mientras que los generadores diesel suponen una preocupación creciente en áreas desconectadas de la red eléctrica.
De igual manera, los procesos industriales suelen ser muy contaminantes, aunque la legislación, según el país, sea más o menos restrictiva y se cumpla dicha legalidad. Existe una preocupación creciente en rebajar la contaminación del sector industrial, aunque en muchos casos se produzca como un efecto secundario de la investigación en la mejora y efectividad de los procesos. Quizá en esta parte también sea interesante hablar de la industria del reciclaje y fijarnos en los residuos que generamos. Por ejemplo, no es lo mismo comprar un jugo que viene en botella de vidrio, en lata, en brick o en botella de plástico. Ni las posibilidades de reciclaje son las mismas, ni las posibilidades de una valorización energética (se queman para generar energía), ni la contaminación en la extracción de materias primas o en su fabricación.
– Transporte: El sector del transporte mundial representa casi un cuarto de las emisiones de dióxido de carbono relacionadas con la energía, una proporción que está aumentando. Las emisiones del transporte se han relacionado con casi 400.000 muertes prematuras. Y en el transporte entra el transporte personal y el de mercancías.
Ya sabemos que, en la medida de lo posible, es mejor usar el transporte público, compartir el coche, etc. ¿Pero te has parado a pensar de dónde viene lo que compras y la cantidad de contaminación que ha generado en su transporte? ¿O eres de esas personas que compran productos “Eco” o “Bio” que vienen de otras partes del mundo? No hace falta entrar en etiquetas “Bio”, depende de tu zona, pero cuando consumes productos fuera de temporada, existe el riesgo de que lleve asociada una buena cantidad de emisiones de CO2 en su cultivo y/o transporte. En ese sentido es mucho más “Eco” cualquier producto de temporada, local y de cercanía, tenlo presente. Como hemos trabajado e investigado al respecto, aquí ponemos un acento especial en la pesca local artesanal. En su momento ya escribimos al respecto y te contamos en este post cómo las pescaderías tienen obligación de dar bastante información sobre lo que compras(de dónde viene, el arte de pesca utilizado, etc.). Aunque no siempre la ofrezcan de forma clara, esta información nos da muchas pistas sobre la huella de carbono que trae lo que compramos.
– Agricultura: Según la web de Naciones Unidas, hay dos fuentes principales de contaminación del aire proveniente de la agricultura: el ganado, que produce metano y amoníaco, y la quema de residuos agrícolas. Alrededor del 24% de todos los gases de efecto invernadero emitidos en todo el mundo provienen de la agricultura, la silvicultura y otros usos del suelo.
En la web de Naciones Unidas nombra únicamente a la agricultura, pero creo que queda bastante claro que se trata de agricultura y ganadería. En este tema no voy a entrar demasiado. Si fuésemos más organizados, los excrementos del ganado se utilizarían para ayudar a abonar las tierras y con los residuos agrícolas, se podría alimentar a parte del ganado, pero entiendo que el problema quizá es mucho más complejo.
– Residuos: En la web de Naciones Unidas se puede leer que la quema de residuos a cielo abierto y los desechos orgánicos en los vertederos liberan a la atmósfera dioxinas nocivas, furanos, metano y carbono negro. A nivel mundial, se estima que el 40% de los residuos se quema al aire libre, un problema que resulta más grave en las regiones que se están urbanizando y en los países en desarrollo.
Ya lo comentaba en puntos anteriores: una forma de prevenir o mitigar este daño es consumir pensando en los residuos que vas a generar. ¿Los puedes evitar? ¿Son reciclables? ¿Puedes cambiarlos por residuos reciclables? ¿Qué porcentaje de reciclaje se estima en España para el residuo que vas a generar? Siguiendo el ejemplo del jugo:
Botella de vidrio (76,5% de reciclaje en 2018), en lata de aluminio (41% de reciclaje en 2015), en botella de plástico (32% de reciclaje en 2015) o en brik (23,6% de reciclaje en 2015. Atención, porque aquí se suele hablar de un 56% de valorización, pero hay que saber que un 24% se trata de valorización energética o incineración y el resto sería valorización material o reciclaje). Aunque los datos que ofrece Ecoembes pueden ser muy diferentes.
(En este ejemplo hablamos de porcentajes de reciclaje según lo separado, no según lo producido. Si no lo depositas en su contenedor lo más probable es que termine enterrado en el vertedero)
– Finalmente, la web de Naciones Unidas nombra otras fuentes: No toda la contaminación del aire proviene de la actividad humana. Las erupciones volcánicas, las tormentas de polvo y otros procesos naturales también causan problemas.Aunque proporcionalmente la contaminación atmosférica causada por el ser humano puede ser pequeña comparada con la totalidad de los gases emitidos de forma natural, ha sido lo suficientemente grande como para romper el equilibrio de los mismos, provocando el calentamiento global y la crisis climática actual. Y si a ello sumamos las partículas en suspensión, la contaminación atmosférica ha sido suficiente para contribuir a alrededor de siete millones de muertes prematuras y evitables al año.
A principios de este año se publicó el “Informe Mundial de la Calidad del Aire 2018”, compilado por Greenpeace e IQAir AirVisual, y da unos datos muy interesantes sobre la contaminación atmosférica, como por ejemplo:
– A nivel de país, ponderado por la población, Bangladesh emergió como el país más contaminado en promedio, seguido de cerca por Pakistán y la India, con Afganistán y Mongolia también entre los 10 primeros. España queda situada en el puesto Nº 62 con unos niveles generales aceptables.
– Si nos fijamos en las capitales mundiales y las clasificamos por concentración promedio anual de PM2.5 (partículas finas) (µg/m³), Nueva Delhi es la ciudad más contaminada. Madrid, por ejemplo, queda en el puesto Nº 54, una de las capitales europeas menos contaminadas (ahora).
– Si nos centramos en Europa, España presenta unos niveles de PM2.5 (partículas finas) (µg/m³) que nos sitúan como el octavo país con menor concentración (10,4 µg/m³).
El medio ambiente y los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Pero no nos engañemos, aunque nuestros números estén bien, el problema de la contaminación atmosférica es mundial y el calentamiento global está afectando a todos los países. Y, como probablemente muchas personas piensen que son los otros gobiernos los que tienen que ponerse las pilas en este tema, recuerda de dónde viene lo que consumes y dónde van tus residuos. Este no es un problema de individuos ni de países, es un problema general que debemos atajar todas las personas juntas (cada una dentro de sus posibilidades). De hecho, la ONU en su Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible declara nuestra determinación para «garantizar una protección duradera del planeta y sus recursos naturales». En concreto, los objetivos de desarrollo sostenible 14 y 15 se centran en la conservación de los ecosistemas marinos y terrestres, así como en el uso sostenible de estos recursos.
Más adelante hablaremos de estos Objetivos de Desarrollo Sostenible.
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